De nombres que saben a chocolate

domingo, 10 de febrero de 2008

 

“Por las noches, después de despedirnos, Rex pone mi nombre debajo de su lengua. Alli lo guarda y paladea, como si fuera un chocolate.” –Rosa Beltrán

Juego poniendo varios nombres debajo de mi lengua, ninguno se acomoda, ninguno se derrite como chocolate. Pienso que se me escapa el nombre que se puede deslizar fácilmente, aquél que cabe en el fondo del paladar sin lastimar las encías ni sentir que flota. Pienso otros nombres, les doy la vuelta con la lengua, los meto debajo de ella. Espero a que se derritan, ninguno libera su dulzor suavemente. Algunos se derriten rápido, como si estuvieran bajo el sol, otros permanecen enteros, inalterados. Sigo jugando con nombres, algunos saben a naranja, otros a menta o a café. Algunos tengo que masticarlos para sacarles el sabor.

Me pregunto si sabes colocar mi nombre en el fondo de tu paladar y saborearlo. O tal vez en la parte de atrás de la boca. Me pregunto si lo pronuncias sin prisa, si te detienes en cada letra y si sacas todo el sabor que tiene. Me gustaría saber que puede endulzar tu boca lentamente y que vuelves a empezar desde el principio cada noche.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabrosos nombres esos de los que hablas y por los que te preguntas.
Para pronunciar el nombre de Sylvana hay que levantar la lengua y debe ser inevitable saborearlo.
Gracias por tu paseo por mis playas abandonadas.